-INDAGANDO SOBRE LA FIGURA TRAS LOS MAYORES HORRORES CINEMATOGRÁFICOS BASADOS EN VIDEOJUEGOS–
“Se ve que se te acaban las ideas. A lo largo de todos estos años ya has soltado todas las paridas posibles sobre videojuegos y ahora nos vas a dar el coñazo con el cine, ¿verdad? Mira macho, vete a la mierda ya…”. Si es esto lo que opinas al ver de qué va el artículo en esta ocasión, te diré que te equivocas, aún tengo pendientes un porrón de temas sobre videojuegos con los que darte la tabarra. Y bueno, sí es cierto que en esta entrada me pondré un poco más cinéfilo que de costumbre, pero hablaré únicamente y exclusivamente sobre películas basadas en videojuegos. Hala, a ver si aprendes la lección y la próxima vez te esperas un poco antes de insultarme, que ya está bien, hombre.
Bueno, al lío: ¿No es cierto que durante muchísimos años las adaptaciones de videojuegos al cine han sido automáticamente sinónimo de cagada monumental? Estoy seguro de que has visto más de una y más de dos pelis basadas en juegos que te han dado más asco que un pelo de polla en la sopa. De hecho, me juego el huevo izquierdo a que cuando en algún momento te ha llegado la noticia de que tu saga de juegos favorita iba a recibir una adaptación cinematográfica, te echaste las manos a la cabeza vaticinando el mierdón infecto que se avecinaba, manchando irremediablemente el legado cultural de esa franquicia videojueguil que tanto te gusta y de paso atormentándote con toneladas de vergüenza ajena.
Pues bien, una gran parte de la culpa (enorme diría yo) recae sobre una sola persona. Y esa persona tiene un nombre, que como ya habrás adivinado viendo el título de esta entrada, es Uwe Boll. Pero… ¿quién cojones es ese tío? ¿por qué se ha dedicado durante años a torturarnos a todos realizando películas espantosas usando licencias de videojuegos y cómo lo ha conseguido? Pues eso es justo lo que te vengo a contar esta vez, criatura. Ponte cómodo.

Este tipo con esa cara de ser simpatiquísimo es nuestro sujeto de estudio. Lo de llevar puestos los guantes de boxeo supongo que será para maltratar de igual manera al cine y a los videojuegos, como hace en sus películas.
El alemán Uwe Boll es director, productor y guionista de cine, y es conocido por no ser bueno en ninguna de las tres cosas. Y no, no estoy siendo cruel con él de manera gratuita: de hecho está considerado por muchos como el peor director de cine de la historia, en 2008 se organizó una recogida de firmas para “invitarle” a que dejara de dedicarse al cine, y ha sido galardonado varios años con el premio Razzie a la peor dirección, a la peor película o a la peor carrera cinematográfica. Es también una de las personas más odiadas en la industria del cine y la del videojuego, y lo cierto es que su personalidad no ayuda para nada. Allá donde vaya él, le acompañan la polémica, las declaraciones incendiarias, los insultos y las meadas fuera de tiesto. Con decirte que hasta ha llegado al punto de retar públicamente a combates de boxeo a varios críticos de cine que ponían a parir su trabajo (sin advertirles de que él era boxeador amateur) creo que ya te haces una idea, ¿verdad?. Como ves, es un señor muy adorable, este Uwe.
Él ya llevaba muchos años metido en el mundo del celuloide produciendo, guionizando o dirigiendo varias cintas de dudosa calidad (se atrevía con todo sin ningún tipo de reparo), pero fue a partir de 2003 cuando se metió de lleno a dar vida a adaptaciones de videojuegos, y ahí encontró un filón. Un total de 12 adaptaciones lleva a día de hoy, y todas son dignas de protagonizar tus peores pesadillas. Con ellas mancilló franquicias de videojuegos tan conocidas como The House of the Dead, Bloodrayne, Alone in the Dark, Dungeon Siege, Postal o Far Cry. Ahí es nada. Y algunas hasta con segundas y terceras partes, cágate lorito.

El clásico arcade de disparos The House of the Dead fue el primer videojuego que Uwe Boll decidió ultrajar, con una película que pretende dar miedo pero provoca más risa que otra cosa.
¿Y son tan malas estas películas? Pues mira, sí. Te pueden valer para echarte unas risas una tarde con amigos viendo el cutrerío que desprenden estas producciones, pero poco más. Constantes fallos de raccord, guiones absurdos o directamente inexistentes, actuaciones lamentables, efectos especiales que dan más grima que el bigote de tu prima, vestuario, maquillaje y caracterizaciones pésimas, montajes sin sentido que parecen hechos con el Windows Media Maker… y la guinda del pastel se encuentra en el hecho de que en la inmensa mayoría de casos las películas comparten con el videojuego el nombre y poco más, porque casi siempre los personajes o la trama son una inventada digna de un mal viaje de peyote.
Todas desprenden un tufillo rancio a peli porno chunga que echa para atrás. Son como esas películas de serie B que son malas a propósito, pero sin serlo y dejando por los suelos tu saga de videojuegos favorita. Y ojo, que no es que andaran cortas de presupuesto tampoco, porque llegó a contar con hasta 60 millones de dólares por película, cantidad más que suficiente para realizar grandiosas obras maestras del cine (más de un director soñaría con disponer de tantos billetes), y en algunos de estos bodrios cinematográficos se llegó a contar con actores muy valorados como Burt Reynolds, Jason Statham, Tara Reid, Christian Slater, Michelle Rodriguez, Kristanna Loken, Ray Liotta, Michael Madsen, Geraldine Chaplin, Ron Perlman, Ben Kingsley, Billy Zane o Stephen Dorff. Supongo que a todos ellos les apetecía finalizar sus carreras profesionales de la manera más humillante posible, o si no yo no me lo explico.

En algún momento de la historia este modesto juego de rol llamado Dungeon Siege acabó recibiendo una horrible adaptación cinematográfica con un grupo de actores de renombre que no sabían muy bien dónde se metían, y hasta tuvo dos continuaciones. ¡Paren el mundo, que yo me bajo!
Y ahora viene la pregunta de rigor: ¿Cómo un tipo que hace unas películas tan horrendas consiguió trabajar con buenos actores y presupuestos millonarios? Y es una duda totalmente legítima si además tenemos en cuenta que todas sus películas eran máquinas de quemar dinero y generar pérdidas económicas a mansalva.
Pues todo tenía truco: Por un lado, los rodajes solían llevarse a cabo en países como Rumanía, donde todo era mucho más barato, y Uwe compraba específicamente los derechos de los videojuegos que estuviesen a precio de saldo. ¿La razón? Ahorrar dinero y vender únicamente por el nombre. Para él eran una buena fuente de historias, buenas herramientas de marketing y nada más. De hecho reconoció en su canal de Youtube que nunca le gustaron los videojuegos y nunca jugó a ninguno. En sus propias palabras: “Me importa una mierda el material original. Las películas con licencia suelen traer sueldos más altos para directores perezosos”. Todo un profesional, oye.
Por otro lado, aunque pese a todo es un tipo carismático y con contactos (y así conseguía convencer a pesos pesados de la industria), el negocio realmente no estaba en las películas, sino en el blanqueo de dinero. Básicamente tenía un fondo de protección fiscal en Alemania, porque por aquel entonces los inversores que decidían financiar películas en el país germano podían deducir de impuestos el total de dicha inversión, además de que solamente debían pagar impuestos sobre los beneficios obtenidos, así que dar a luz películas cutres que perdieran dinero terminaba siendo un negocio seguro, ya que el gobierno absorbía las pérdidas y los cineastas ni siquiera tenían que pagar impuestos por las ganancias, siempre y cuando no rebasaran el costo total del proyecto.
Como ya habrás adivinado, Uwe Boll a través de su productora se aprovechó muchísimo de este truco durante varios años. Tanto es así, que por su culpa el gobierno de Alemania al final se vio obligado a cambiar la ley de subvenciones al cine en el país.
Una vez que al señor Boll se le acabó el chollo de las subvenciones, sucedió que a esas alturas ya nadie confiaba en él (ningún distribuidor se podía permitir estrenar fracaso tras fracaso) y dejó de recibir fondos para continuar con sus películas. Por eso, básicamente mandó públicamente a la mierda a medio Hollywood y desapareció por un tiempo del mundillo del cine. Pasó unos años centrándose únicamente en la distribución digital y lanzamientos en DVD, hasta que decidió fijarse en la moda de la financiación colectiva encabezada por Kickstarter. Pidió entonces 50.000 euros para rodar Rampage 3, una cinta de acción con más mala pinta que un cadáver descomponiéndose al sol. Apenas consiguió la mitad. Volvió a intentarlo con otros proyectos y otras cantidades pero a estas alturas ya no engañaba a casi nadie, el mundo ya le tenía más que calado.

Con el gran juego que fue Far Cry, y lo que Uwe Boll hizo con él… La madre que lo parió, ¡es que es pa crucificarlo!
Nuestro cineasta favorito se dedicó entonces a rajar de la industria Hollywoodiense en Youtube con sus habituales salidas de tono. Con un sonoro “que os follen a todos” se dirigió al público tras fracasar con su última campaña de Kickstarter. También afirmó que a él le daba igual el dinero, porque tenía pasta para jugar al golf durante el resto de su vida. Más tarde, en 2018 protagonizó su propio documental autobiográfico, llamado Que os Den a Todos, la Historia de Uwe Boll. Con ese título te puedes hacer una idea de por dónde van los tiros.
En honor a la verdad, es cierto que existen otras muchas adaptaciones de videojuegos al cine igualmente horrorosas en las que él no ha tenido nada que ver, como por ejemplo Mario Bros, Doom, Double Dragon, Five Nights at Freddy’s, Street Fighter, Borderlands o Dead or Alive, pero es que a lo largo de los años Uwe Boll se ha ganado a pulso su fama como principal hacedor de malas adaptaciones de videojuegos, ¿no lo crees así?
Ahora solo me queda esperar que él no lea este artículo y me rete públicamente a un combate de boxeo. Quizás sería más divertido que se picara e intentase devolvérmela haciendo una película para criticarme a mí y a mis artículos. Desde luego, sería una mejor peli que cualquiera de sus obras anteriores…
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6 respuestas
Gran artículo como siempre crack.
Es cierto que cada vez que se anuncia una película basada en algún videojuego que me gusta se me pasa por la cabeza la mítica frase de C.J “Ah shit.. here we go again” y en gran parte es por culpa de sinvergüenzas como este. No he visto todas sus películas ni siquiera las basadas en juegos porque las suelo esquivar, pero si recuerdo haber visto hace mucho Alone in the Dark y me pareció una verdadera cagada. La de Portal nunca la vi pero es conocida por su fetidez, y ya lo de House of the Dead es el colmo ¿Cómo se puede hacer una mala adaptación de un juego que a su vez esta inspirado en el cine de terror serie B? O sea esa peli tiene que ser serie C o inferior.
Me ha gustado mucho tu trabajo de investigación, realmente aporta mucha luz al asunto porque hacer películas malas porque si tampoco tiene mucho sentido, ahora ya si se puede chupar la sangre al estado… eso es otra cosa jeje. En ese sentido diría que es de los peores “cineastas” que existen, peor incluso que el cara dura de Paul Anderson, al cual me gastaría girarle la cara de un guantazo.
Bueno me he divertido leyendo el articulo y me voy aprendiendo algo nuevo, te dejo un gran saludo y espero volver a leerte pronto que siempre es un placer.
¡Hombre, qué bueno verte por aquí!
Precisamente la película de Alone in the Dark está considerada por muchos como la peor película de todos los tiempos, o al menos siempre entra en el debate de cuál es la peor peli jamás hecha. Estoy seguro de que estás de acuerdo con esta afirmación…
Te recomiendo (a tu y a todos) el canal de Youtube de Mariano Rodríguez, un crítico argentino de cine que resume películas malas y se despacha muy agusto con las pelis del tito Uwe. Te echas unas buenas risas.
¡Un saludo y gracias por pasarte por aquí!
Bien es verdad que si este señor no hubiese existido no tendríamos estas horribles adaptaciones pero….¿que sería del cine cutre sin el buen hacer de este director? Nah, bromas aparte y por mucho que seamos fan de este tipo de cine no hay palabra que hayas escrito sobre él que sea mentira pues se ha meado encima de varias licencias de videojuegos de las que si se pudo hacer algo decente cinematográficamente hablando. A ver si con un poquito de suerte y con el buen hacer que están logrando hoy día con las últimas adaptaciones se puede remakear alguna de estas películas… ¡Eso sí, sin que se entere este tipo que se enfunda los guantes de boxeo y la lía parda!
Lo dicho, todo un gran post que te has vuelto a currar, tocayo.
Con ganas ya de leer lo nuevo que venga a esta tu web más pepina de la intenné.
Un abrazote grande.
¡Muchas gracias, tocayo!
La verdad es que me has dado que pensar con lo que me dices. Es verdad que las adaptaciones de videojuegos, ya sea en cine o en series, han pegado un cambio brutal (para bien) en los últimos años, y es una pena que las licencias de Far Cry, Alone on the Dark o Bloodrayne darían para algo bien hecho y con una historia interesante. A ver si alguien que de verdad tenga ganas de hacer buenas películas se anima a ello.
¡Un abrazote, nos leemos!
¡Saludos excelso Empepinao86!
Ya imaginaba que tu paso de escribir sobre cine en uno de tus geniales posts iría encaminado a las adaptaciones de videojuegos, lo cual ya es todo un mundo en sí mismo con material de sobra para seguir explorando. Lo que no me esperaba era encontrarme con este… “señor”… que nos describes, cuyos films conocía de oídas aunque no he visto ninguno todavía. Lo que al parecer ha sido una suerte para un servidor.
Si te soy sincero, tras leer detenidamente esta entrada y ver el video de sus combates promocionales con los críticos (anda que bajo la lona se debían pasar buenos sobres de cromos y no de “Pokémon” precisamente), debo decir que el tal Uwe Boll me parece un sujeto inteligente. Bueno, inteligente, o con unos “asesores economistas de los que hacen ofertas que no puedes rechazar”, vete a saber. Porque vaya si su negociete tiene pinta de estar bien montado y estudiado, además de estar debidamente construido alrededor de un personaje mediático que golpea con soberbia suprema y zafiedad a falta de argumentos, sí, pero que igual no le costó mucho de mantener porque este “personaje” ya lo llevaba hecho de casa. Vamos, que además de un pésimo director, productor y guionista, debe ser actor de un solo papel y porque no le cuesta esfuerzo alguno el interpretarlo.
En fin, que no quiero alargarme mucho. Si las malas adaptaciones de videojuegos al cine ya son dolorosas para los fans en si mismas, por mucho que podamos argumentar que el traslado de una historia a un formato distinto para el que fue creado es muy difícil, el enfado hacía el tal Uwe Boll al hacerlo tan rematadamente mal aposta para sacar provecho es más que comprensible.
No solo desprecia abiertamente dos medios artísticos que son el oficio y la pasión de muchas personas, si no que se dedica a lanzar improperios desde un trono autofabricado que nadie considera merecido, y encima se ha aprovechado de las leyes de un país para llenarse el bolsillo por todo el morro.
Por cierto, si por una casualidad cósmica llegara a leer tu artículo, más que ver como te la devuelve en forma de película, sugeriría que el actor Oliver Richters (que demostró su interés en interpretar a Kratos en la futura serie live action “God of War”) se metiera a crítico de cine especializado en llamar de todo menos bonito a las películas de Boll, porque este combate no me lo perdía.
Genial entrada y nos seguimos leyendo.
¡Sabía que te iba a gustar esta entrada, maestro!
Y sí, llevas razón. El tipo sabía lo que se hacía, tenía un personaje muy bien montado y sabía interpretarlo, pero lo mejor es que además tenía contactos y carisma, algo que en el mundillo del celuloide se valora muchísimo. Si te gustan las pelis malas, pégale un vistazo a cualquiera de las suyas, que es un no parar de reír viendo las mierdas que se casca. Alone in the Dark está considerada como una de las peores películas de todos los tiempos, no te digo más.
Muchas gracias por tu comentario, y nos seguimos leyendo. Un abrazote.